Add parallel Print Page Options

Este hombre Micaía tuvo así un lugar donde adorar a sus dioses. Hizo un efod y unos terafines, y consagró a uno de sus hijos para que fuera su sacerdote. En aquellos días no había rey en Israel y cada cual hacía lo que bien le parecía.

Había un joven de Belén de Judá, el cual era levita y forastero allí.

Read full chapter